Tuesday, April 19, 2011

Grimmsche Rotkäppchen (en español)

Fuente



Continuamos con el viaje de Caperucita. Después de casi un siglo de éxito incontestable (e inesperado) en Francia de la primera versión publicada por Charles Perrault, Caperucita Roja emprendió un curioso viaje a finales del siglo XVII de la mano de los hugonotes exiliados, que llevaban consigo el repertorio de cuentos galos. Estos protestantes franceses tuvieron que huir a causa de las Guerras de Religión, recalando en países no católicos como Inglaterra, Suiza, Países Bajos, Norteamérica y Alemania.
En 1729 Robert Samber traduce de manera bastante fiel el cuento de Caperucita Roja de Perrault al inglés (Little Red Riding-Hood), aunque introduce alguna pequeña variación como darle a nuestra Caperucita nombre de bautizo (Biddy) o vestir con un camisón al lobo en el momento de compartir lecho con la protagonista. Samber suprime la moraleja final, como harán más tarde los Grimm. Algunos años después el cuento arriba a América (1796) sin grandes variaciones con respecto a la edición inglesa, salvo que el relato ya es dirigido de forma prioritaria a los niños a través de los chapbooks de las colecciones infantiles.
En Alemania se traduce el cuento por primera vez en 1790
, directamente de la versión de Perrault

Particularmente en este último país, los cuentos de Perrault se fundieron con el sustrato local popular, lo que propició que, a principios del siglo XIX los hermanos Jaco Grimm y Wilhelm Grimm recogieran, junto a otros cuentos, la versión popular alemana de “Caperucita Roja”, (Rotkäppchen) que hasta la actualidad es la más conocida y leída universalmente. Lo hicieron en su mítico primer volumen de los Kinder-und Hausmärchen o Cuentos de niños y del hogar, publicado en 1812. Jacobo Grimm era filólogo y folclorista, su hermano Guillermo era poeta. Como trabajaron en el período romántico y el Romanticismo adhería a lo popular y a lo mágico, sus versiones de los cuentos tienen un aire folclórico a la vez que una atmósfera poética.
En contra de lo que se pueda pensar, los Hermanos Grimm no se limitaron a transcribir palabra por palabra la tradición oral. Solía creerse que los Grimm habían realizado viajes por el campo en profundidad con el fin de capturar la tradición popular viva. Pese a su reputación como padres del folclore, investigadores del siglo XX demostraron que los hermanos Grimm habían realizado gran parte de su recopilación de cuentos en su propia casa. En primer lugar sus fuentes no fueron campesinas alemanas arrugadas y marchitas, sino que con frecuencia recurrieron a sus amigos y familiares, personas de clase media familiarizadas con un amplio abanico de tradiciones narrativas, incluido el cuento de hada francés.
En un principio los cuentos de los Grimm no estaban destinados a los niños, ya que la literatura infantil y el concepto de niñez tal y como lo entendemos en la actualidad no existía. La primera edición de Cuentos de niños y del hogar, publicada en dos volúmenes entre 1812 y 1815, profusamente anotada y sin ilustraciones de ningún tipo, distaba mucho de ser una lectura ligera. La intención de los hermanos Grimm no era divertir sino ofrecer una fuente académica a todos aquellos interesados en las tradiciones alemanas y proporcionar un punto de partida para las comparaciones con cuentos extranjeros, procurando ofrecer una documentación fiel a sus fuentes. Su interés principal era una investigación filológica, motivada por una ideología de un retorno nacional a las «raíces». Sin embargo, los Grimm no pertenecían a una familia adinerada. Sus ambiciones intelectuales habían tomado forma en medio de las dificultades, y no transcurrió mucho tiempo antes de que cambiaran el énfasis de su trabajo y pasaran del público académico al mercado infantil potencialmente más lucrativo. Así, mientras en el prefacio de la primera edición de 1812, escrita por Guillermo Grimm aseguraban que:«Hemos tratado de presentar estos cuentos de hadas de la manera más pura posible (…) no se ha agregado, embellecido o cambiado ningún detalle» «El libro no está escrito para niños, aunque si les gusta, tanto mejor; no hubiera puesto tanto ánimo en componerlo de no haber creído que las personas más graves y cargadas de años podían considerarlo importante …», en su segunda edición, publicada en 1819, se enorgullecen igualmente de estarla mejorando. Completaron cuentos fragmentarios, se permitieron elaborar ciertas historias de forma más simple y elocuente y, por encima de todo se esmeraron por tener en cuenta a los lectores más jóvenes: «Sin embargo, en esta nueva edición hemos borrado cuidadosamente todas las expresiones inadecuadas para la niñez. Si, no obstante, se hubiera de objetar que a los padres este u otro detalle les resulta embarazoso o chocante, de modo que serían renuentes a poner el libro en las manos de los niños, podría haber casos en que su preocupación estuviera justificada y entonces ellos pueden escoger fácilmente: en general, es decir, en condiciones sanas, eso es ciertamente innecesario
También es interesante señalar que el gran éxito de la primera edición inglesa de los Grimm, publicada en 1823 y adaptada para los niños por Edgar Taylor, animó a los Hermanos Grimm a publicar en 1825 una colección de alrededor de 50 cuentos populares, modificados para los niños de la misma manera que en la edición inglesa. Esta edición condensada e ilustrada magníficamente por Jacob Grimm, más tarde llegó a ser conocida como la “Kleine Ausgabe” (Pequeña Edición) y, lanzada durante la temporada navideña, obtuvo un éxito comercial mucho mayor que cualquiera de sus predecesoras. Entre 1825 y 1858 se publicarían diez ediciones de esta “Pequeña Edición”. Durante el transcurso de sus vida, los hermanos (Wilhelm en mayor medida) continuaron editando la colección para oídos “infantiles” y también “paternos”. El propósito era “que su poesía viva sea efectiva y produzca placer dondequiera que pueda, y también que el libro sirva de manual de buenas costumbres
Una comparación de los primeros manuscritos con las posteriores ediciones de los cuentos revela que, a lo largo de las siete ediciones que publicaron durante su vida, los hermanos adornaron, redactaron, combinaron los mejores elementos de cuentos con versiones paralelas y eliminaron algunas historias por completo. Entre los principales cambios introducidos por los Grimm, se pueden señalar: la inclusión de nexos lógicos más fuertes –en línea con la mentalidad burguesa corriente y su moral–, cortes de episodios truculentos, censuras y una acentuada transmisión de virtudes tales como la sencillez, la modestia, y la caridad; también la inteligencia que vence a la fuerza bruta. Los finales son siempre felices y sus cuentos incluyen algunos elementos descriptivos más propios de la escritura literaria que de las versiones orales que les dieron origen. La recopilación final, de 210 cuentos, publicada en 1857, conocida con el nombre de “Cuentos de Hadas de los Hermanos Grimm”, y revisada de acuerdo con las expectativas de críticos y lectores padres en especial, no presentan el folclore del pasado, sino todo lo contrario: los relatos para una nueva época y vino a personificar los primeros cuentos de hadas dirigidos, por vez primera, a los niños.
>Pero retomando la versión de caperucita roja diremos que para la elaboración del cuento los hermanos Grimm partieron de tres fuentes: la primera, el cuento de Perrault de 1697 que conocían sobradamente como ávidos lectores que eran y conocedores de más de quince idiomas y dialectos; la segunda, una versión oral procedente de los hugotones de una amiga y vecina, Marie Hassenpflug, que había tenido acceso a una buena educación, y que, por tanto, es probable que conociera el escrito de Perrault; y la tercera, una adaptación teatral llevada a cabo en 1800 por el autor romántico alemán Ludwig Tieck, titulada Leben und Tod des kleinen Rotkäppchens: eine Tragödie (Vida y muerte de la joven Caperucia Roja: Una Tragedia)[ver enlaces externos], a quien los Hermanos Grimm se refirieron en sus notas sobre «Rotkäppchen»: «Bei Perrault chaperon rouge, wonach Tieck’s anmuthige Bearbeitung in den romantischen Dichtungen…» «En ‘La Caperucita Roja’ de Perrault, de acuerdo con la encantadora adaptación de Tieck a la manera romántica».

En esta curiosa adaptación teatral de Tieck, Caperucita representa a la juventud alemana, que primero se siente atraída por los ideales de la Revolución Francesa de 1789 –el Lobo -, pero luego se retrae horrorizada frente a la barbarie de la revolución: la caperuza roja sería una clara referencia a la moda alemana de ponerse el gorro frigio en homenaje a los ideales de la revolución jacobina. Tieck modifica sustancialmente el cuento introduciendo diálogo, descripciones y caracterizaciones detalladas de los personajes. El lobo es dotado de una compleja caracterización psicológica e introduce el personaje del perro como su confidente, al cual cuenta su trágica historia (se vuelve contra el hombre cuando éste acaba con su compañera, una bella loba). La figura del cazador es introducida por vez primera por Tieck y, aunque no logra salvar a Caperucita y a la abuela, sí mata al lobo.
Caperucita Roja de los Hermanos Grimm debió componerse entre 1806 y 1811 e introduce ya grandes modificaciones con respecto a la versión de Perrault de 1697:
• La mantequilla de la cesta es cambiada por una botella de vino.
• La madre introduce una recomendación a Caperucita antes de partir, promoviendo valores de enseñanza y disciplina, con una figura maternal más destacada.
• El lobo se pone las ropas de la abuela después de devorarla (la desnudez desaparece) y se mete en la cama de ésta. Además Caperucita no se acuesta en la cama con el lobo. La historia deja de ser parábola sexual para transformarse en fábula familiar.
Se introduce la figura del cazador. En algunas variaciones victorianas de esta versión, como la publicada en la “Father Tuck`s Little Folk Series”, el cazador-leñador es en realidad el padre de Caperucita que al final del cuento, reducida al tamaño de una muñeca, se sienta sobre los hombros de su padre poco después de que la hubiera rescatado en compañía de su perro, el bueno y viejo Trusky (trad.fiel) La caza era frecuente en Alemania entre la clase popular, a diferencia de Francia, donde estaba reservada a las clases altas. El cazador libera a Caperucita y a la abuela, dotando así al cuento de un final feliz. Es muy posible que la fuente del final feliz fuera tomada por contaminación de otro cuento alemán de origen francés “El lobo y los siete cabritos”-«Der Wolf und die sieben jungen Geisslein”. El elemento del «lobo» ya era parte del inventario de los cuentos de hadas y, por ende, una solución casi ya hecha.
Se añade otro final más al cuento (en las ediciones posteriores a la primera) donde un segundo lobo es escarmentado por Caperucita y su abuela y acaba ahogado en una tina llena de agua. Este segundo final nos proporciona una imagen de la mujer que contrasta radicalmente con las ideas de feminidad dominantes en la época: Caperucita y su abuela son aquí mujeres hábiles, no un par de niñas indefensas que necesitan ser rescatadas. Sin embargo, lo más notable de este epílogo no es la lección en sí misma, sino el hecho de que se omita en las traducciones populares del cuento y que incluso hoy sea prácticamente desconocido.
De los Grimm en adelante, el viaje narrativo de la, a veces, mal avenida pareja niña-lobo, adquirió connotaciones bastante variopintas según la época en la que fue difundido. La versión del cuento cambiaría de un modo u otro en función de la utilización interesada que se le quería dar. Existen un sinfín de reelaboraciones cuya reseñas obligaría a escribir, como mínimo, decenas de artículos de parecidas dimensiones a éste. Lo iremos haciendo en este blog, siempre y cuando queráis, os siga interesando y mi salud y tiempo libre lo permita.
Traducción al castellano de María Antonia Sijo Castroviejo de la versión original alemana de 1857 en Cuentos de niños y del hogar, Anaya, Madrid 1985, Vol I., una edición estupenda que actualmente está descatalogada. ¡Que la disfrutéis!
Caperucita Roja de Los Hermanos Grimm.

No comments: